Los inicios del cine en 3D

El 3D en el cine, en sus inicios, como toda nueva incorporación al mercado, sobre todo con innovación, provoca un cierto recelo el ser utilizada.
Cuando el 3D se dispuso en la mayoría de los cines, lo primero que causó fue la habilitación de muchos cines para poder albergar este tipo de películas, ya que muchos no estaban preparados.
 A eso se le tuvo que sumar que había muchas personas que no se terminaban de acostumbrar a que las imágenes pudieran cobrar “vida”, por lo que se tenía algo de temor hacia la experiencia de este tipo de películas, aunque esa actitud ya ha cambiado bastante.

Otro de los inconvenientes que se presentaban a la hora de proyectar las películas en 3D es el del precio, ya que subía considerablemente respecto del cine en 2D, y es que a pesar de poder amortizar esa diferencia viendo una película mucho más interactiva y en mejor calidad, muchas eran las personas que preferían seguir con las películas tradicionales, ya que la diferencia la gastaban en palomitas.


Como vemos al comienzo la mayoría de cosas eran problemas, y es que las gafas que se utilizaban para ver las pelis en 3D eran bastante incómodas, por lo que aumentaba la negativa de que las personas vieran este tipo de películas.
Incluso hoy en día son muchas las personas que siguen viendo este problema, aunque hay que decir que se están modificando los diseños de las gafas para que se adapte mejor a los movimiento del espectador y apenas se sienta que las tenga puestas.

Por último, también había que tener en cuenta el limitado número de películas que existían, por lo que se produjo un gran bajón en el éxito de estas películas, ya que no triunfaron como se esperaba.
Por suerte, muchos de estos problemas ya se han arreglo, y se ha originado un auge del cine en 3D, así que son muchas más las personas que han vencido sus miedos y se animan cada vez más a ver las películas en 3D, y es que por eso por lo que son más las películas que se producen.

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